El nuevo paradigma de la misión
El desafío es hoy, para nosotros, ahondar nuestra comprensión de la misión a la que hemos sido convocados, en la que hemos sido investidos y consagrados por aquellos cuyos nombres invocamos al comienzo de cada oración: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
La Iglesia que somos “está celebrando las bodas de oro del Pentecostés del Concilio Vaticano II”. Ahora podemos “disfrutar de una «nueva visión» y de una «nueva conciencia»”, de la que está emergiendo un cambio de paradigma en el modo de comprender la misión.