UNA VIDA POBRE Y ENTREGADA

Durante cuatro semanas, acompañando el rezo del rosario, la lectura de las Sagradas Escrituras y pidiendo también por nuestras intenciones y las de todo el mundo, viviremos esa experiencia teniendo al padre José Gabriel como compañero y guía. Cada día leeremos un fragmento de aquello que él dijo y enseñó predicando en el Valle de Traslasierra, meditaremos un fragmento de sus cartas y sermones, y rezaremos para pedir su intercesión en nuestras necesidades y las de nuestros hermanos.

Esperemos que al final del mes, podamos escuchar como decía después de una tanda de ejercicios espirituales: “Bueno: vayan nomás y guárdense bien de ofender a Dios volviendo a las andadas. Ya el cura ha hecho todo lo que estaba de su parte para que se salven si quieren. Si alguno se empeña y quiere condenarse, que se lo lleven mil diablos”. Una voz sencilla llena de convicciones, con los detalles de su época y la realidad que vivía con sus feligreses. A nadie le quedaba dudas de lo que este cura gaucho quería decir: porque no sólo decía si no que hacía y es su coherencia de vida la mejor oración que puede dejarnos como herencia.