Mensajes a los educadores 1998-2002
Jorge M. Bergoglio
La orfandad en la que vive inmersa la cultura contemporánea aviva la necesidad del reencuentro con el Padre. Los que procuramos vivir cada día en su presencia tenemos, además, el consuelo de otras presencias… Padres y madres de sangre y de Espíritu (Mateo 16,17) caminan con nosotros, nos orientan en la encrucijada, nos acompañan con el silencio y con la palabra, nos levantan en la caída y nos enseñan los secretos del camino…
En este contexto inscribimos las reflexiones que el Cardenal Jorge Bergoglio sj dirige a los educadores católicos, también llamados a curar la orfandad que habita en cada niño, en cada joven, en cada aula, en cada escuela.
Su palabra adquiere en el momento actual significativa importancia. Por eso actualizamos su mensaje, portador de Buena Nueva y comunicador de esperanza.
Al tiempo que calan hondo en nuestra tarea cotidiana e interpelan fuertemente nuestra condición de educadores cristianos, sus reflexiones nos ponen en diálogo con la realidad presente, con las dificultades, oportunidades y desafíos que ella nos plantea, y señalan un rumbo. Un rumbo que invita a revisar nuestra vida de fe y nuestra condición de ciudadanos constructores del Reino en las fronteras históricas de nuestra nación desde la propia vocación.
Son palabras dirigidas a los educadores católicos argentinos, ciudadanos de un mundo complejo que ya transita el tercer milenio, en una coyuntura crítica y dolorosa para el país, en la que también germina, con la muerte, la resurrección.
Por fin, solo nos queda pedir al Maestro que abrevemos más que nunca de su ejemplo, consagrando la vida y la tarea al mandamiento más grande y dando a la educación TODO
lo que nos pide para hacer conocer y amar a Jesucristo.
Prof. Liliana Ferreirós