En una época de crisis, de constantes cambios y nuevos desafíos, ¿cómo estamos como comunidad parroquial? ¿Estamos viviendo como hermanos y hermanas? ¿Hemos estado atentos al clamor del pueblo, de cada persona, de quienes sufren injusticias o la indiferencia?
Hay dificultades que se han ido instaurando en las raíces de la Iglesia y ha llegado la hora de reconocerlas y hacerles frente, juntos en la unidad y el diálogo. Con profunda sabiduría, pautas y consejos prácticos, la Autora nos conduce en este difícil pero fecundo camino de una auténtica renovación. A modo de itinerario, no sigue otro fin que el de fortalecernos en el seguimiento de Jesús de Nazaret que trae la Buena Noticia de la liberación.